El dinero electrónico es ‘apto’ para todos los ciudadanos
- Por: Karol Chamorro
- 28 may 2016
- 2 Min. de lectura

Abrir una cuenta de dinero electrónico es muy sencillo: no tiene costo alguno ni se necesita hacer ningún depósito inicial o tener saldo de tiempo aire en el celular. El único requisito que plantea el Banco Central del Ecuador (BCE) es que el usuario sea mayor de 18 años y propietario de la línea de su celular.
El siguiente paso es digitar el *153# desde su teléfono móvil, de cualquier operadora, y seguir las instrucciones. Así funciona el nuevo sistema monetario que aplica propone el gobierno de Rafael Correa.
Sin embargo, no todo es color de rosa. La primera desventaja que presenta este sistema financiero tiene que ver con la tecnología ligada a los usuarios.
A pesar que el BCE afirma que el dinero electrónico funciona en los celulares, desde el de más baja gama hasta el más moderno. Pero el problema se presenta para las personas que no son considerados ‘nativos tecnológicos’. Por ejemplo, la mayoría de las tiendas de Quito son manejadas por personas adultas, que son “peleados con la tecnología”, como indica don Jaimito, propietario de un local comercial de víveres en el sur de la capital.
Aunque el principal beneficio del dinero electrónico es que se convierte en un sustituto del efectivo, las personas no tendrán que cargar billetes y monedas para hacer transacciones. Pero este problema se evidencia con las personas de la tercera edad, en mayor magnitud.
Para Hilda Tasiguano, vendedora ambulante (de ropa) en el centro de Quito, es complicado estar en la calle sin capital fijo. “No me imagino tener todo el día el celular en la mano, y no mi monedero con unos cuantos billetes que me permitan comprar y vender al instante”, explicó.
Otra ventaja se refiere a la facturación de los negocios. A ese argumento de los ambientalistas de no a la tala de árboles para obtener papel. Pero esta ventaja es desventaja de las imprentas. En el centro norte de la capital se encuentran la mayoría de este tipo de actividad comercial.
Óscar Estévez es el dueño de “Línea Impresa Estévez”, una imprenta pequeña, indica que el negocio de imprimir facturas, notas de venta y otros documentos ha bajado en el último año. “Creo que todo se da por la facturación electrónica, y si el negocio sigue así, tendré que despedir a un par de empleados”, comenta.
Finalmente, la posibilidad de que el usuario realice pagos de servicios (agua, luz, teléfono) e incluso envíe remesas a sus familiares fuera del país mejoraría con este nuevo sistema.
El problema es la confiabilidad de los ciudadanos hacia el gobierno, en especial el actual. Aunque para Xavier Vallejo, un ingeniero en sistemas, esto solucionaría con aplicaciones móviles que presten más seguridad a los usuarios. “Habría que trabajar con apps, sería un gran reto”, dice.
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